Un proyecto político tiene los mismos elementos estructurales de uno en el sector público o privado donde lo único que cambia es la variable costo- beneficio. Para su ejecución se requiere de la organización de una empresa moderna con su misión, visión, objetivos corporativos y estrategias, movido por un equipo de trabajo de excelentes calidades y con un funcionamiento similar a una colmena de abejas. Este equipo es el motor que mueve todos los hilos de la empresa.
Cabe resaltar que la política ya no es la misma de hace dos décadas. Resalta ahora una arquitectura estratégica con un trabajo en equipo, armónico y con un avance lateral, no jerárquico como nos enseña el profesor del MIT, Michael Hammer (Padre de la reingeniería). Dicho equipo necesita de un estudio especial para comprender mejor su comportamiento, o sea, el lado humano de la empresa, como dice MacGregor, donde se analice sus actuaciones, desempeño, rendimiento, fracasos y éxitos, así como una buena dosis de motivación para mejorar el nivel de productividad del elemento humano.
Y el mecanismo para mejorar esos niveles de productividad es a través de un liderazgo estratégico que ejerza el candidato, pero untado de una reconocida humildad. Nada de prepotencia. Ahora bien, ¿cómo motivar a ese equipo de trabajo de cuyo resultado depende el triunfo o derrota del candidato?
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Se recomienda que ese líder (candidato) debe:
1)Mantener una comunicación efectiva y amable con su grupo y saber escuchar con empatía.
2)Hacer el reconocimiento y el elogio oportuno a sus acciones positivas.
3)Estímulo a sus integrantes.
4)Tener en el trabajo unas condiciones físicas favorables.
5)Delegar funciones para dar responsabilidad y reconocimiento.
6)No puede haber preferencias por alguien en ese equipo, ni mucho menos enamoramiento.
7)Que el candidato mantenga una relación armoniosa con su equipo, no como jefe sino como amigo.
Líder
Como corolario de lo anterior podemos afirmar que un candidato gritón, presumido, tacaño o mentiroso, sus posibilidades de éxitos son pocas. Y dependiendo de cómo maneje esas relaciones humanas, si utiliza adecuadamente las herramientas de la programación neurolingüística (PNL) ese equipo puede llevarlo al cielo el día de las elecciones o quemarlo en el noveno círculo del infierno, tirado ante los olorosos pies de Lucifer.
"Artículo de Francisco Cuello Duarte y publicado en el diario El Heraldo de Barranquilla, Colombia."
FRANCISCO CUELLO DUARTE
CONSULTOR POLÍTICO
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De nuevo estamos ante una columna bien lograda, con buenos elementos de juicio y abocando un tema de mucho interés. Muchas gracias.