Como si se tratara de la inauguración de un nuevo circo romano, así fue la instalación del Congreso de la República este 20 de julio, con gladiadores y fieras desfilando ante las cámaras de televisión con bolsos Gucci y ropa de marca, mensaje que de inmediato llegaba a los hogares colombianos sedientos de cambio y de justicia social, durante el último informe que rendía el Presidente de la República, Iván Duque, sobre su gestión administrativa de estos cuatro años, no muy buena por cierto, y con grandes desaciertos frente a la corrupción en los niveles más altos del gobierno, como por ejemplo los millonarios recursos invertidos en el Aeropuerto del Café y el silencio en el despilfarro de los recursos de las regalías repartidos en “El botín de la paz”.
En este circo, que algunos calificaron como una feria de pueblo, surgió la rechifla de algún sector de la oposición a este gobierno con el discurso central de réplica de un exguerrillero acusado de ser el mayor violador de menores reclutados durante la época de la oscura actividad de ese grupo subversivo, dando clases de ética y moral como Kant y Aristóteles.
Vale recordar un poco la historia universal sobre el famoso Coliseo Romano inaugurado pomposamente en el año 80 de esta era, fiesta que duró 100 días seguidos, para apaciguar el malestar del pueblo después de haber soportado la tragedia del Vesubio, que destruyó totalmente a Pompeya, el incendio de Roma y un reciente brote de peste, algo parecido al Covid 19.
La instalación del nuevo Congreso de la República, conformado con casi 300 congresistas es la muestra del desorden y el despilfarro administrativo de un país empobrecido que exige eficiencia, eficacia y transparencia en el manejo de sus recursos públicos y que espera urgentemente una reforma política en este tema, pues no podemos seguir con una nómina tan alta, cuando con la mitad de sus miembros es suficiente para una ordenada tarea legislativa. Son 300 personajes incrustados en la telaraña del poder político.
El gobierno que se instala este siete de agosto tiene la iniciativa constitucional de hacer las grandes reformas del Estado y el Congreso tiene la palabra, pues no puede parecerse a los anteriores de los últimos 50 años, donde sólo cambió el logotipo de su marca gubernamental, así: Misael Pastrana (Las cuatro estrategias), Alfonso López (Para cerrar la brecha), Julio César Turbay (Plan de Integración Nacional), Belisario Betancur (Cambio con equidad), Virgilio Barco (Plan de economía social), César Gaviria (Revolución Pacífica), Ernesto Samper (El salto social), Andrés Pastrana (Cambio para construir la paz), Alvaro Uribe Vélez (Hacia un Estado comunitario), Juan Manuel Santos (Prosperidad para todos) e Iván Duque (Pacto por Colombia, pacto por la equidad).
Plan, salto, estrategia, cambio, pactos, todo un juego de palabras para engatusar a un pueblo perversamente distraído.
"Artículo de Francisco Cuello Duarte y publicado en el diario El Heraldo de Barranquilla, Colombia."
FRANCISCO CUELLO DUARTE
CONSULTOR POLÍTICO
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El pueblo estaba distraído, comenzó a perder esa distracción. Hacer cosas distintas o diferentes a las usuales produce algún descontento, cuando el altísimo le dijo a noe haste esto. porque aquí van a suceder cosas fueron muy pocos los que creeyeron, pero es el tiempo quien tiene la razón y la última palabra de la demostración de nuestros actos positivos o negativos, pero tiene más relevancia ser coercitivo en la lucha constante buscando la meta que soñamos.