200 años tuvo que esperar la izquierda colombiana para llegar al poder, aun cuando algunos hablan de López Pumarejo, quien fue Presidente de la República en dos períodos (1934- 1938 y 1942- 1945). La tarea de Petro no fue fácil: primero, lograr poner de acuerdo a todos los sectores de la izquierda, y después convencer al elector que él era el cambio que el país necesitaba ante la crisis económica, social y política que estábamos viviendo, por culpa exclusiva de los partidos políticos tradicionales, pues la izquierda nunca había gobernado.
ALFONSO LOPEZ PUMAREJO
Y como el nuevo gobierno prometió cambios, vinieron los cambios: la conformación de un gabinete con algunos ministros inexpertos, su discurso en la ONU, su posición sobre la lucha contra las drogas, la reforma tributaria, la paz total y el indulto de centenares de jóvenes que participaron en las protestas sociales, la eliminación de los contratos de prestación de servicios, la reforma a la salud, la reforma política, la reforma a la justicia, el remezón en las fuerzas militares que algunos expertos consideran que desmotivan a la tropa, sus relaciones con los EE.UU y sus denuncias de corrupción sobre los bienes incautados a la mafia y administrados por la SAE, el manejo del dólar y la incertidumbre sobre la exploración y explotación del petróleo principal ingreso del presupuesto nacional, entre otros temas.
Gobernar un país no es tarea fácil y menos cuando está dividido en dos pedazos iguales. Por una parte, una izquierda que no acepta ninguna crítica a su gobernante, todo lo ven bonito y perfecto; una derecha, que todo lo critica y no reconoce nada bueno, y espera soluciones mágicas a los graves problemas de un país perversamente saqueado. La primera encuesta de Invamer muestra que el 64% de los colombianos considera que las cosas en el país están empeorando.
El poder nunca es ciego dice el filósofo sur coreano, Byung Chul Han, ciega es la irracionalidad de un pueblo sigilosamente manipulado por los medios de comunicación y las redes sociales, donde crece exponencialmente la agresividad entre las familias colombianas que se enfrentan y se odian sin saber por qué, a punto de crear un estallido social.
Byung Chul Han
Ya el Dr. Avila, famoso psiquiatra argentino, está utilizando un zurriago llanero (un rosario con 48 líneas) que representa el período presidencial del actual gobierno, como terapia de salud mental para expulsar los demonios políticos. Igualmente, en Galapa (Atlántico), un reconocido artesano, que fabrica las máscaras del carnaval de Barranquilla está vendiendo muñecos con la figura de Petro y de Duque como terapia política, para expresar en voz alta, mensajes de obscenidades tiernas y palabras de grueso calibre.
Mientras la izquierda patina en el poder, con sus errores y la soberbia del príncipe, la derecha baila en diabólicas contorsiones sexuales. Para la derecha, el peligro es que Petro haga bien la tarea.
"Artículo de Francisco Cuello Duarte y publicado en el diario El Heraldo de Barranquilla, Colombia."
FRANCISCO CUELLO DUARTE
CONSULTOR POLÍTICO
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Excelente y entretenida columna. Buen relato de lo enunciado en el título. Felicitaciones.