Prometer es lo más fácil del mundo. Cumplir es lo difícil. Allí radica la seriedad que debe distinguir a un buen candidato. En efecto, la propuesta que ofrece a su elector es lo que se conoce como programa de gobierno, uno de los requisitos que se exige cumplir al momento de inscribir su candidatura, junto con el famoso aval. Pero este documento no es un formalismo legal sino que debe convertirse en el principal producto de venta en una campaña electoral.
La propuesta nace producto de un estudio de las principales necesidades de la comunidad bajo la teoría descrita por el psicólogo Maslow, en la jerarquía de las necesidades humanas, priorizando sus niveles. En consecuencia, no puede un candidato prometer a su comunidad, la construcción de una pista de patinaje cuando por otra parte, el puesto de salud se cae a pedazos y a sus empleados les adeudan seis meses de sueldos.
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Primero, lo primero como nos enseña Stephen Covey, pues en estos momentos y de acuerdo con encuestas sociales en la gran mayoría de los municipios del país la gente reclama con urgencia solución a los problemas de inseguridad, desempleo, drogadicción, corrupción y hambre.
De tal manera, que aquel candidato que se enfoque en la solución de estos problemas, puede conectar fácilmente en un ambiente ideal que despierte su interés, convirtiéndolo así en los principales temas de campaña con un buen eslogan como el arma de combate frente a los demás contendores. El eslogan es una frase que sintetiza el proyecto político de un candidato, es un grito de guerra, que tiene un importante valor simbólico y emocional en el electorado.
Andres Oppenheimer
No prometa lo que no puede cumplir. Tampoco puede burlarse de la comunidad. Tenga en cuenta que en estos momentos el mundo va para un desempleo masivo de grandes proporciones. Y los vientos que soplan no son nada favorable especialmente para la población joven como nos advierte Andrés Oppenheimer en su libro Sálvese quien pueda, por efectos de la automatización, la robótica, la inteligencia artificial y otros bichos del capitalismo salvaje.
Estas últimas, con pocas posibilidades de entrar a Colombia, pues aquí, secuestran al robot, extorsionan al dueño, o le falsifican su algoritmo en los San Andresito o en el Barrio Chino de Barranquilla le cambian el sexo, el caminao y lo ponen a bailar salsa en La Troja.
"Artículo de Francisco Cuello Duarte y publicado en el diario El Heraldo de Barranquilla, Colombia."
FRANCISCO CUELLO DUARTE
CONSULTOR POLÍTICO
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Siguiendo el derrotero establecido, el columnista se ocupa de un tema de mucho peso en las campañas como es el de la seriedad de las promesas y su cumplimiento, matizando el escrito con apuntes muy criollos.